martes, 7 de mayo de 2024
Pongamos que hablo de sustancias
martes, 9 de abril de 2024
Monarkia kanpora! La bipolaridad vasca
Por Javier Bleda
Uno de los muchos beneficios de Internet es que se puede escuchar casi cualquier radio en casi cualquier lugar, haciendo que lo que antes estaba allí ahora esté aquí y viceversa. Eso me pasó en la mañana del 8 de abril (24) mientras caminaba en solitario por un lugar hecho a la medida de la divinidad. El canto de los pájaros y el sonido de un riachuelo cercano eran suficientes para llevarme a la reconciliación personal conmigo mismo, algo que no siempre es fácil teniendo en cuenta que soy un Libra muy libre, pero en ocasiones, como en este caso, añadí un toque personal al momento bucólico sintonizando Radio Nacional de España, “La Pública” para los amigos, y escuchar el programa “Las Mañanas” de Íñigo Alfonso. No soy persona equilibrada en el halago entre hombres y mujeres, ya que mi naturaleza indómita me hace tener cierta tendencia hacia lo femenino, pero el caso bien merece una excepción, porque este Íñigo aporta en su quehacer diario la calma necesaria en momentos de estrés casi patológicos de la sociedad.
En un momento determinado, cuando ya no quedaba mucho para las diez de la mañana en España, una hora menos en Canarias, comenzó a sonar un espacio mínimo en el programa, pero cuyos minutos valen tanto como el canto de los pájaros, y es que cada mañana una persona diferente, gente que sabe de letras, pero también de pensamientos, recita su columna escrita en formato de ondas haciendo que la reflexión necesaria se haga notar durante y, sobre todo, después de la escucha.
Esa mañana del ocho hablaba Oscar Martínez, periodista del periódico salvadoreño El Faro.net. Ya su voz templada, calmada y, a pesar de ello, no menos contundente, dejaba entrever que a sus cuarenta y pocos era persona curtida en el periodismo hecho a fuego lento en lugares poco propicios a la información veraz. Oscar dejaba claro que las redes sociales le parecían “telarañas cazamoscas” hasta que unos jóvenes le habían hecho saber que, muy al contrario, las redes también son “páginas en blanco” en las que poder plasmar lo sosegado. Sonreí mucho cuando trajo Tick Tock a colación, sugiriendo que tiene nombre de “tiempo que se acaba”, y como periodista me quedé muy pensativo con su argumentación respecto a que “La mayoría de triunfadores en esas redes son mediocres que entendieron que si le das placer al público el sustento informativo vale lo mismo que un tuit, nada”.
Aprovechando que tengo fresco el concepto de páginas en blanco de las redes que apuntaba Oscar, y a pesar de mi alergia al fútbol a partir de un trauma infantil, en esta ocasión me apetece rellenar mi página en blanco hablando de la Copa del Rey ganada hace unos días por un Athletic de Bilbao inasequible al desaliento. Me pareció impresionante la “invasión” bilbaína de Sevilla para asistir a la final, con o sin entradas, igual que sigue siendo impresionante que la ciudad permanezca en estado de catarsis hasta que la famosa gabarra surque aguas con la copa en las manos de los sin duda héroes locales.
Sin embargo no deja de llamar mi atención que tanta euforia colectiva se deba al hecho de haber ganado una copa del “Rey”, porque puedo entender que cualquier otro trofeo de los muchos que hay relacionados con el balón puedan llevar a la locura pasajera a una población necesitada de alegrías entre txikiteos, pero no una copa que requiere la presencia de Rey de España en su final, que todo el mundo tenga que escuchar el himno nacional de un Estado que no quieren compartir y que, por supuesto, debe ser recibida de manos de un rey que detestan.
Me pregunto si toda esta alegría futbolera bilbaína, incluso vasca en su conjunto, no tendrá algo que ver con la bipolaridad, porque dicen los que saben de cosas de la mente que este trastorno se caracteriza por sufrir altos y bajos extremos en el estado de ánimo, como por ejemplo lo puede ser el pasar de la euforia a la depresión, y que la euforia aparece sólo en la fase maniaca, aunque de un estado de ánimo a otro no se pasa muy rápidamente, lo que parece ser hecho a medida en el contexto en el que estamos, ya que se han alcanzado cotas extremas de euforia por vencer en el torneo, pero es posible que no se tarde en retornar a la depresión al volver a caer en la cuenta de que lo que se ha ganado es la copa de un rey que para ellos no cuenta y luego, como antes mencionaba de boca de expertos, volver al estado eufórico no será un proceso rápido, puede que incluso sean necesarios otros cuarenta años.
Como ustedes pueden comprender, esto de que los vascos no comulgan con quien da nombre al torneo que han ganado no es invención mía, ya que recientemente, en 2023, el lehendakari Íñigo Urkullu, uno de los líderes autonómicos que no viajó a Madrid para la jura de la Constitución de la heredera al trono, dijo en aquellos momentos en el Parlamento Vasco que la monarquía en España es “una realidad anacrónica”, defendió una “reforma constitucional” para “habilitar la posibilidad de optar a la república”, criticó la “inviolabilidad” del Rey y manifestó que “es insostenible que la jefatura del Estado se determine por herencia familiar”.
Un poco antes, en 2020, Joseba Egibar, portavoz del Partido Nacionalista Vasco, negó en el Parlamento Vasco que el Rey de España lo fuera también del País Vasco, argumentando que “Los vascos no tenemos rey. El rey español no es nuestro rey, ni el padre ni el hijo”.
También en 2020 hubo gente que, convocada por el Movimiento Republicano y con el beneplácito de EH Bildu, Podemos, Ezker Anitza, PCE, CNT, ELA, LAB y CCOO, se concentraron frente al ayuntamiento de Bilbao, delante del Parlamento Vasco en Vitoria-Gasteiz y en el centro de la ciudad en Donostia-San Sebastián, para reclamar el fin de la monarquía y del régimen del 78 bajo la consigna de “Monarkia Kanpora!”.
Como es público y notorio, los de Bilbao son gente aparte, incluso aparte de los propios vascos, y para muestra creo suficiente mencionar que al otro lado del Nervión está la antigua sede del que fuera Club de Gordos de Bilbao, fundado en 1953, donde había que ser hombre, pesar más de 100 kg y no hacer deporte para optar a ser uno de sus miembros, y si se pesaba más de 120 kg entonces te convertían en socio de honor.
Al ser yo gente fina, que no necesariamente delgado, más que con el Club de los Gordos prefiero rememorar Bilbao con la dulzura musical del compositor y violinista Juan Crisóstomo de Arriaga, apodado el “Mozart español”, nacido en 1806 en el número 12 de la calle Somera y fallecido veinte años después, en 1826, víctima de la tuberculosis. El título de su primera obra, compuesta a los once años, podría llevarnos a pensar si esto de la bipolaridad vasca es algo que ya viene de lejos, porque “Nada y Mucho”, además de una genialidad para el alma, nos podría ubicar en el sendero de la depresión y la euforia.
En fin, quede claro que aunque soy de Albacete estoy enamorado de Bilbao, y la ciudad sabe por qué. Sus calles, además de los gordos, los músicos y los futbolistas, también vieron nacer gente muy especial y que gemebunda como nadie en el éxtasis pasional, igual que gente que parece meditabunda pero que, no tengo la menor duda, me podría dar una buena tunda en caso de coyunda.
Hay que tener cuidado con estos vascos de Bilbao, de ellos se dice que “Kalean uso, etxean otso”, lo que viene a ser un certificado de bipolaridad en euskera mítico. Ahora bien, lo que nunca les perdonaré es que con toda esta historia de la independencia no quieran llevarse al Rey de Copas y pretendan dejárnoslo en el Estado español. No es justo, estoy indignado, los que están contentos por la copa son ellos, si tuviera delante al capitán del Athletic le diría “Joan pikutara!”.
Crédito foto: Izquierda Web
domingo, 28 de enero de 2024
García Castellón, el juez del terrorismo mental
por Javier Bleda
En estos últimos días estoy recibiendo mensajes wasaperos de apoyo al juez García Castellón con la pretensión de que los reenvíe a mis contactos y forme parte de la cadena de favores que lo proteja, Urbi et Orbe, toda vez que hay mala gente que quiere destruir su estado virginal de magistrado inmaculado. No hay duda que la ciudadanía patria todavía se deja llevar por la creencia ancestral de que todos los jueces son buenos e imparciales, y ello a pesar de que la imagen “física” de la Justicia es una señora, o señorita, con los ojos presuntamente vendados y con apariencia de furcia ofreciéndose al mejor postor.
Esta historia de la adhesión pública al juez García Castellón viene dada por su empecinamiento en hacer creer a propios y extraños que los del Tsunami Democràtic, en lugar de tsunamiteros eran más bien dinamiteros, cuya pretensión única era hacer volar por los aires el Estatut, la Constitución, el Estado y hasta la Corona, que está por encima de todo, como los Inspectores de Hacienda, para hacer pagar a los españoles impuestos aduaneros, y derechos de autor, por el consumo de crema catalana. Ciertamente hay que ser muy cutre, togadamente hablando, para que pasados varios años, cuando ya ni es aplicable el delito de secesión, ahora se saque a colación que en realidad todo esto era una trama terrorista al frente de la cual se encontraba, como no podía ser de otra manera, el señor de Waterloo, antes de Girona.
Sinceramente, a mí la amnistía me importa un carajo, estoy hasta las narices del temita y si la van a dar, por favor, que sea cuanto antes y a otra cosa mariposa. Incluso la independencia de Catalunya tampoco me quita el sueño, España ya no es un imperio, eso hay que ir asumiéndolo, ni siquiera es un país como tal, porque ni la puta tarjeta sanitaria te sirve entre comunidades sin tener que marear la perdiz, así que igualmente deberíamos darnos cuenta de que vivir en una ensoñación permanente no es de recibo. Y si tenemos en cuenta que, por nuestra mala cabeza como supuesto primer mundo, ahora el segundo y tercero también viven entre nosotros, y que en Catalunya es más fácil encontrar un Pérez que un Solé, pues ya me dirán si esta realidad en la que nos movemos, y por la que tantos golpes de pecho nos damos ante las ofensas, no es más bien una caída en picado en un mundo mátrix, o incluso en una permanente aparición mariana, no tratándose de María, la virgen, sino de la maría de Marruecos. Además, yo siempre he sido un acérrimo defensor de las independencias, de hecho la de Albacete no estaría mal para recuperar alguno de nuestros históricos nombres primigenios, como el de Al-Basit de los árabes de Al-Ándalus. O el anterior de Celtide, de los cilicios, o Alba, de los romanos, o incluso Alaba, de los celtíberos, y con unos pequeños arreglos ortográficos lo mismo incluso podríamos llegar a decir que también somos vascos y anexionarnos como Navarra.
Pienso, y esta es mi opinión, que con quien deberíamos enfadarnos no es con los catalanes, porque ellos siempre han sido muy de pedir y ahora no hacen más que estar en su papel histórico. Más bien a quien deberíamos pedir cuentas, o mejor todavía, a quien debería acusar de terrorismo el santísimo juez García Castellón es a Pedro Sánchez, porque si uno de los preceptos de terrorismo es “Subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo” considero, y reitero una vez más que esta es mi opinión, que Sánchez, Pedro, presidente de las Españas por una gracia de Puigdemont, es un terrorista que intenta subvertir el orden constitucional desestabilizando gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas, económicas y sociales del Estado, obligando a los poderes públicos a realizar actos, o abstenerse de hacerlos para conseguir su objetivo de alcanzar la presidencia del Gobierno y mantenerse en él.
Y si no les gusta, o les parece muy fuerte, lo de decir que Pedro Sánchez es un terrorista, a pesar de que manda con puño de hierro atemorizando a sus ministros, su partido y las instituciones del Estado, Casa Real incluida, pues entonces podríamos mirar de rebajar el delito y verlo como un simple prevaricador, aunque a lo mejor quien posiblemente esté prevaricando es la Fiscalía General del Estado por no tomar medidas urgentes ante lo que es una aberración legal de un individuo que, siendo “presidente en funciones”, negocia su sillón con los propios a los que tienen que amnistiar comprometiendo en el chalaneo ingentes cantidades de dinero y leyes que ni existen. Pero claro, ni se le pueden pedir peras al olmo ni tampoco a un Fiscal General del Estado se le puede pedir que muerda la mano que le da de comer. En definitiva, vivimos en un Estado tan putrefacto que lo mismo hasta le pido asilo político a la Generalitat cuando sea el órgano de gobierno de un país independiente. Es más, esta misma noche me agarro el Youtube y me aplico para mejorar mi catalán.
En fin, voy a ir acabando porque de quien yo quería escribir era de García Castellón y al final me he liado. El juez afirma en sus últimas deducciones jurídicas que esta gente de Catalunya parecían “tener en mente” atentar contra el que era, y por el momento sigue siendo, marido de Letizia. Pero claro, si esto va de imaginar cosas, yo también podría pensar que García Castellón, cuando era juez de enlace en Francia, pudo ser colaborador activo en una operación estratégica ejecutada por el gobierno francés, con la complicidad del gobierno marroquí y la colaboración necesaria de determinados elementos españoles, que veían con buenos ojos frenar la penetración española en Marruecos y la injerencia no solicitada en el eje europeo franco alemán. Y no es que a estos elementos españoles colaboradores les pudiera parecer bien esta historia, pero sabían, porque tito Jacques se lo había asegurado, que después de la movida podrían volver a gobernar en España, como así acabó siendo. Y esto sí que fue terrorismo del bueno, porque murieron casi doscientas personas el 11 de marzo de 2004, y miles quedaron heridas.
El propio periódico El País, poco sospechoso de ser de derechas, publicó “Sus reflexiones íntimas sobre las relaciones con España (las de taieb Fassi-Firhi, número dos de la diplomacia marroquí), y las de otros dos altos cargos marroquíes -Ahmed el Harchi, entonces jefe de la inteligencia exterior, y Noureddin Benbrahim, número dos de la policía secreta- figuran en una nota de cuatro folios elaborada en octubre de 2002 por la antena en Rabat de la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE), el principal servicio secreto francés”.
Con todo esto no estoy afirmando que el juez García Castellón tuviera una participación activa en esta operación de terrorismo de estados, pero sí que, si tomásemos en consideración su propia manera de actuar de “terrorismo en mente”, sería un buen sospechoso toda vez que, pasado no mucho tiempo de los atentados de Madrid, el Gobierno francés le condecoró con la Legión de Honor por los servicios prestados, igual que también lo hizo uno de los principales beneficiados de las consecuencias políticas de esos atentados, José Luis Rodríguez Zapatero, otorgando al juez la encomienda de Isabel la Católica.
Ojalá Jorge Dezcallar, que en aquellos momentos era el jefe de los servicios secretos españoles, y dada su edad, antes de rendir cuentas ante el Altísimo (me refiero a Dios, no a Pedro Sánchez) quisiera contar la verdad para irse aliviado al más allá.
domingo, 21 de enero de 2024
Jaime, lo tuyo parecerá un accidente
martes, 16 de enero de 2024
De aquellos tiempos de efebo vienen estos lodos. Cosas de Felipe, el Rey
En fin, no digo yo que Rebeca Quintáns no tenga su mérito (ojo, no confundir con "emérito"), porque cuando de lo que se habla es de la realeza siempre se corren riesgos, no hay que olvidar que, en determinadas circunstancias, la institución monárquica, y todo lo que conlleva, puede llegar a ser incluso más peligrosa que el propio cuerpo de los inspectores de Hacienda, y por extensión, y a veces en complicidad pura y dura, con el de los inspectores de Hacienda en excedencia. Sin embargo, por aquello de hacer honor a la realidad, voy a copiar aquí lo publicado por la revista italiana Gay.it el 16 de enero de 2001, es decir hace ya 23 años:
Enlace a Una historia muy real en mi blog (29/12/2022)